Noticias REEM - 29 Febrero 2016
¿Cómo lograr la inclusión educativa a nivel parvulario?

Es necesario entender que la inclusión no solo tiene que ver con el acceso de alumnos y alumnas con discapacidad sino con eliminar las barreras del aprendizaje. Entender las diferencias en una etapa temprana de la vida genera un gran impacto en la forma en que los niños y niñas se relacionan socialmente.

Por: Pamela Ling Campos Rojas, kinesióloga.

 

 

En la actualidad, se están llevando a cabo diversos esfuerzos para lograr la inclusión educativa a nivel parvulario. De hecho, el Servicio Nacional de la Discapacidad se plantea como objetivo “fomentar la inclusión educativa de todos los niños y niñas que asisten a los establecimientos educacionales de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji) y de la Red de Salas Cuna y Jardines Infantiles Integra, mediante aporte financiero y orientación técnica para la ejecución de programas, sumando en esta tarea a todos los niños y niñas, familias, equipo educativo, comunidad y redes comunitarias” (Senadis, Gobierno de Chile, 2015).

Es importante considerar que “la inclusión no tiene que ver solo con el acceso de los alumnos y alumnas con discapacidad a las escuelas comunes, sino con eliminar o minimizar las barreras que limitan el aprendizaje y la participación de todo el alumnado” (Blanco, 2000).

En base al índice de Inclusión (Tony Booth, 2000), el término “barreras para el aprendizaje y la participación” se adopta en lugar del de necesidades educativas especiales, para hacer referencia a las dificultades que experimenta cualquier alumno o alumna. Se considera que las barreras al aprendizaje y la participación surgen de la interacción entre los estudiantes y sus contextos; las personas, las políticas, las instituciones, las culturas y las circunstancias sociales y económicas que afectan a sus vidas.

Entonces, es primordial que los sistemas de la sociedad se transformen para el logro de la inclusión, para esto, es necesario que en el campo de la educación se modelen escuelas inclusivas, puesto que “las escuelas inclusivas representan un marco favorable para asegurar la igualdad de oportunidades y la plena participación, contribuyen a una educación más personalizada, fomentan la colaboración entre todos los miembros de la comunidad escolar y constituyen un paso esencial para avanzar hacia sociedades más inclusivas y democráticas” (Blanco, 2000).

En la Educación Parvularia, se torna igualmente necesario implementar aulas y prácticas inclusivas, para lo cual el trabajo interdisciplinario es fundamental profesiones como Educación Parvularia, Tecnología en Educación parvularia, Educación Diferencial, Psicopedagogía, Kinesiología, Fonoaudiología, Psicología, Asistencia Social, entre otras.

En el caso de Kinesiología, al iniciar la intervención enfocada a la inclusión educativa, se debe tener el convencimiento de que las diferencias funcionales de los niños y niñas significan una oportunidad de generar estrategias de movimiento dentro del aula para compartir los juegos de manera común.

Es decir, un grupo de niños y niñas que difieren más en cuánto a su nivel funcional, es más enriquecedor, puesto que se aprovecha que los niños adquieran una mayor cantidad de experiencia para incluir a todos y todas en los juegos. Lo cual significa aprendizaje sobre la inclusión, en una etapa temprana de la vida y esto puede tener un impacto en los niños y niñas en la forma de relacionarse socialmente, dado que se enseñan distintas formas de ayudar a moverse a otros, para lograr una sociedad más inclusiva a futuro.

En términos prácticos, la intervención de Kinesiología puede plasmarse tanto en la evaluación del nivel de accesibilidad de la infraestructura de los establecimientos educacionales, del nivel funcional de los niños y niñas, de la evaluación del puesto de trabajo del equipo educativo, la realización de talleres sobre la situación de discapacidad a la comunidad, sobre la diversidad, con el sentido de sensibilizar y persuadir sobre la inclusión.

Dentro de la experiencia en este “cambio”, se tiene que, por ejemplo, cuando se va a matricular a un curso de nivel parvulario a un niño que usa silla de ruedas para desplazarse, realizar un proceso de anticipación dirigido a toda la comunidad educativa que incluye a los niños y niñas, a las familias y al equipo educativo y explicarles que “va a incorporarse un niño diferente”. En este ejemplo, se puede realizar un cambio positivo empapado por la cultura inclusiva, que puede ser lo siguiente:

- Desarrollar una dinámica grupal para distinguir que “todos somos distintos” o que “algunas personas tienen similitudes y diferencias”. De esta manera primero se aprende que existe diversidad entre todos y así se evita creer que, en especial, aquel niño que usa silla de ruedas es distinto.

- El kinesiólogo debe ser un profesional sensible a los detalles del lenguaje utilizado en el aula, referido al “movimiento” y generar un ambiente educativo propicio para la inclusión de niños y niñas, en conjunto con el equipo educativo en aula.

Cabe mencionar que “en la inclusión, todos gozan de los mismos derechos, obligaciones, oportunidades y todo está diseñado para contemplar las fortalezas y debilidades de cada uno de sus miembros. Nadie se adapta o se acomoda a nada ni a nadie. Todos son partícipes en grados semejantes” (Camilo Fernández Hlede, 2012).

La construcción de una sociedad inclusiva se puede concretar mediante la elaboración de políticas inclusivas, el desarrollo de prácticas inclusivas y la creación de culturas inclusivas.